Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 23 de noviembre de 2012

Marco Gallo : “El caso argentino; la acción pacificadora de Juan Pablo II con motivo de la guerra de las Malvinas y su rol para favorecer la vuelta a la democracia” (3 de 11) La pedagogía de la paz de Juan Pablo II


Marco Gallo : “El caso argentino; la acción pacificadora de Juan Pablo II con motivo de la guerra de las Malvinas y su rol para favorecer la vuelta a la democracia” (3 de 11)  La pedagogía de la paz de Juan Pablo II
“Este panorama difícil y lleno de incógnitas y obstáculos es el que se presenta ante la mirada angustiada y preocupada del pontífice polaco. Desde las primeras noticias sobre el inicio del conflicto, Juan Pablo II ha intentado por todos los medios detenerlo y encarrilarlo por los caminos del diálogo. Trata de involucrar a los episcopados argentinos e ingleses, invitándolos a ceremonias comunes por la paz, como también a firmar declaraciones conjuntas que empujen a los beligerantes a conversar. En una reciente conversación con el cardenal Jorge Mejía, él recordaba toda la pedagogía de paz llevada adelante por Juan Pablo II, justamente ante el desencadenamiento de conflictos de esta envergadura y significativamente uno de los conceptos eje de su estrategia lo presenta durante el viaje pastoral que efectúa al final de Mayo de 1982 a Inglaterra. En efecto en la ciudad mártir de Coventry, destruida por los bombardeos alemanes en la Segunda Guerra Mundial, así expresa su rechazo a la guerra: “hoy el alcance y el horror de la guerra moderna, sea nuclear o convencional, hacen esta guerra totalmente inaceptable como medio para arreglar disputas y desacuerdos entre naciones. La guerra debería pertenecer al trágico pasado, a la historia, no debería encontrar lugar en los proyectos del hombre para el futuro”.
El pontífice subraya que “la paz no es simplemente ausencia de guerra”. La paz requiere una construcción diaria: “requiere cooperaciones y acuerdos vinculantes. Como una Catedral, la paz debe ser construida, pacientemente y con fe inquebrantable”.
El Papa hablando tiene presente el conflicto del Atlántico Sur, a pesar de no citarlo expresamente para no prestarse a juicios de “injerencia no debida”. Continúa el Papa: “las voces de los cristianos se unen a las de otros hombres para solicitar a los responsables de todo el mundo que renuncien a la confrontación y rechacen aquellas políticas que demanden a las naciones el gasto de enormes sumas para armas de destrucción total.”
Era el día de Pentecostés de aquel 1982 y Juan Pablo II pide la intervención del Espíritu Santo: “nosotros rezamos para que el Espíritu Santo pueda inspirar a los gobernantes en todo el mundo para comprometerse en un diálogo fecundo”. Y luego dirige un llamado a los jóvenes ingleses que van a recibir el sacramento de la confirmación:
“...serán testigos de la verdad del Evangelio en el nombre de Jesús Cristo. Su vida será tal para santificar toda la vida humana... devendrán piedras vivas de la catedral de la paz. Están llamados por Dios para ser instrumentos de paz...”. Es como si el pontífice quisiera preservar a esas nuevas generaciones de las tristes secuelas de la guerra: “hoy reciben el don del Espíritu Santo para que puedan obrar con fe profunda y con caridad constante, para que puedan contribuir a llevar al mundo los frutos de la reconciliación y de la paz.” Y concluye: “...fortalecidos por el Espíritu Santo y por su múltiples dones, comprométanse con todo el corazón en la lucha de la Iglesia contra el pecado. Busquen ser desinteresados, esfuércense en no quedar obsesionados por las cosas materiales, sean miembros activos del Pueblo de Dios; reconcíliense los unos con los otros y dedíquense a las obras de justicia, que llevarán paz sobre la tierra”. Frente a un conflicto en pleno crecimiento Juan Pablo II mira al futuro con ojos de esperanza.”

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