Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 30 de julio de 2014

Ceferino Jimenez Malla primer Gitano beatificado


Ceferino Jimenez Malla fue hijo de ese pueblosin fronteras,  de unos 10 a 12 millones de personas que viven diseminadas por el mundo. La mayoria de ellos vive en Europa, principalmente en Rumania (2 millones, España (650.000) Eslovaquia, Bulgaria, Hungrìa, Grecia, Francia….se los llama romos, romaníes, zíngaros y algunos autores hablan de ellos tambien como los Sinti y los Calós. Existen ademas otros grupos denominados segun los oficios a los que se dedicaban o las zonas en las que vivian: kalderas, manuches, etc. 

 
Todos tienen una bandera en comun que consta de :   dos franjas horizontales: de color azul, en la parte superior, que representa el cielo; y de color verde, en la parte inferior, que representa el campo. En el medio de las franjas se incluye la rueda de carro, que simboliza la libertad del pueblo gitano, repartido por todo el mundo. Su lengua es de origen indoeuropeo (con gramática y sintaxis propia) utilizada por roma/gitanos de todo el mundo, con algunas variantes locales. Habitualmente, se habla del 'romanó' como idioma (en masculino) o la lengua 'romaní' (en femenino), pero también es frecuente la utilización del término castellanizado de 'romanés'. 
A ese  pueblo Gitano pertenecía Ceferino,  hombre singular, conocido familiarmente como «el Pelé», generoso y acogedor con los pobres, aun siendo él mismo pobre; honesto en su actividad; fiel a su pueblo y a su raza calé; dotado de una inteligencia natural extraordinaria y del don de consejo. Fue, sobre todo, un hombre de profundas creencias religiosas.  Pertenecía a la Tercera Orden Franciscana y a otras asociaciones católicas (los Jueves Eucarísticos, de la Adoración nocturna).   “El Pelé” había nacido de calós (gitanos) católicos que vagaban por Cataluña y Aragón.  Jamás fue a la escuela y permaneció analfabeto.  De niño había sido  muy pobre y pedía limosna. Fue nómada durante algunos años pero luego se convirtió en un experto comerciante de caballos, mulas y burros. Se estableció en Barbastro, vivió en el “barrio de los gitanos” y supo hacerse estimar por todo tipo de gente.  Entre los suyos era el “pacificador”. Vivía según la ley gitana: con fuerza, pero en la justicia. A los dieciocho años se casó con Teresa, también ella de calós. En su viudez durante 14 años rezó todas las tardes el rosario por su mujer … Nunca faltaba a las procesiones, llevaba la comunión a los enfermos graves, y todos los lunes de Pascua salía en peregrinación al santuario mariano del Pueyo. Era un comerciante “honesto al máximo”. Amaba a los niños (no había tenido hijos, pero con su mujer habían adoptado una sobrina) los trataba con ternura y seriedad, como si fuesen grandes y era el catequista de los pequeños. “Todo lo que hacía Pelé lo hacía con amor, sembraba amor por todas partes” decía la gente. De gran corazón para los necesitados, acogía en su casa a los mendigos y les daba alimentos, vestidos y alguna moneda. Visitaba a los ancianos en el hospital y rezaba con ellos el rosario.  Tenía especial devoción a la Madre de Dios, Maria. Siempre llevaba consigo el rosario. El rosario fue en realidad el motivo de su arresto y fusilamiento.  Le habían advertido que lo dejase de lado, pero el permaneció fiel a su devoción.  En 1936 cuando ya había comenzado la guerra civil en España el sábado 25 de julio Ceferino vió que en la calle maltrataban a un joven sacerdote e interviene en su defensa. Lo detienen, lo requisan, le encuentran un rosario y lo arrestan.    Tuvo varias oportunidades de ser liberado bajo condición de renegar de su fe católica o simplemente escondiendo su rosario.  No quiso hacerlo, por eso fue asesinado y tirado a una fosa común. Sus restos nunca fueron encontrados. 

Ceferino Jiménez Malla fue el primer gitano beatificado, (junto a otro mártir, dos presbíteros y una religiosa)  por el Papa Juan Pablo II en solemne ceremonia el  4 de  mayo de 1997. 
De este gran hombre gitano, primer beatificado de su raza decía el Papa Juan Pablo II en su homilía de la Misa de beatificación: “el gitano Ceferino Giménez Malla, conocido como «el Pelé», murió por la fe en la que había vivido. Su vida muestra cómo Cristo está presente en los diversos pueblos y razas y que todos están llamados a la santidad, la cual se alcanza guardando sus mandamientos y permaneciendo en su amor (cf. Jn 15, 11).


En su discurso durante un encuentro sobre a pastoral a los pueblos nómadasel 1ro de diciembre del año 2001 Juan Pablo II recordaba a aquel hombre santo con estas palabras: “Los nómadas son pobres en seguridades humanas, obligados cada día a afrontar la precariedad y la incertidumbre del futuro. Precisamente por esto profundizan en el sentido de la hospitalidad y de la solidaridad y, a la vez, se fortalecen en la fe y en la esperanza en la ayuda de Dios.” En su discurso el Papa confirmaba la importancia de la pastoral,  agradecía el servicio que prestaban los participantes y les deseaba “Que en vuestro apostolado  diario  os acompañe el ejemplo y la intercesión del beato Ceferino Giménez Malla, llamado "el Pelé", a quien tuve la alegría de elevar al honor de los altares en 1997. Él nos recuerda que siempre debemos promover la convivencia pacífica entre los pueblos que se diferencian por su origen étnico y su cultura.”
Con la Constitución Apostólica Pastor Bonus[1], Juan Pablo II confió al Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes la tarea de empeñarse para que «en las Iglesias locales se ofrezca una eficaz y apropiada asistencia espiritual, si es necesario, incluso mediante oportunas estructuras pastorales, tanto a los prófugos y a los exiliados, como a los emigrantes, a los nómadas y a la gente del circo». La Iglesia, por consiguiente, estima que los Gitanos necesitan una pastoral específica para su evangelización y promoción humana. 
El 11 de junio de 2011 el Papa Benedicto XVI recibió en una audiencia privada a mas de 1300 gitanos de Europa para conmemorar el 75 aniversario del “mártir del rosario” el beato Ceferino.  En su discurso el Papa Benedicto les habla con palabras llenas de ternura y comprensión hacia su historia y situación,  les confirma que ya  “el siervo de Dios Pablo VI dirigió a los gitanos, en 1965, estas inolvidables palabras: «Vosotros en la Iglesia no estáis al margen, sino que, de alguna manera, estáis en el centro. Vosotros estáis en el corazón de la Iglesia» y agrega “ También yo hoy repito con afecto: ¡Estáis en la Iglesia! Sois una porción amada del pueblo de Dios peregrino y nos recordáis que «aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura» (Hb 13, 14).”
El Pontificio Consejo para la pastoral de migrantes e itinerantes cuenta con un sector especial dedicado alos nómadas.   En el año 2005, ya bajo el pontificado del Papa Benedicto XVI,  dio a conocer las Orientaciones para una pastoral de los gitanos.   

La Conferencia Episcopal Española mantiene una Comisiòn Episcopal de Migraciones  con una pastoral de la "movilidad" y se “ocupa del estudio y de la aplicación de la pastoral para "la gente en movimiento", población que carece de domicilio fijo permanente, y también para las personas que viven en condiciones análogas.”


Fuentes: las citadas y el artìculo Ceferino Jiménez Malla, el primer Gitano beatificado de Sor Alexandra Halina Pander del Pontificio Consejo para la Pastoral de Emigrantes e Itinerantes, publicado en el Boletin mensual Totus Tuus Nro 10, año 3 de la Postulación de la Causa del ahora San Juan Pablo II.

miércoles, 23 de julio de 2014

Santa Brigida de Suecia – co patrona de Europa



Hoy celebramos la memoria litúrgica de Santa Brígida de Suecia, una santa poco conocida en esta parte del mundo. En este continente encontramos a las hermanas brigidinas tan solo en los Estados Unidos, México y Cuba. 
El 1ro de octubre de 1999, San Juan Pablo II declaró a Santa Brigida – junto a Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz - copatrona de Europa mediante su Carta apostólica en forma “MotuProprio”. 
Allí Juan Pablo II explica los motivos y nos brinda una breve biografía de esta santa “profeta” y nos dice que  “la íntima unión con Cristo fue acompañada de especiales carismas de revelación hicieron de ella un punto de referencia para muchas personas de la Iglesia de su tiempo. En Brígida se observa la fuerza de la profecía. A veces, su tono parece un eco del de los antiguos profetas. Habla con seguridad a príncipes y pontífices, desvelando los designios de Dios sobre los acontecimientos históricos.”
En su Audiencia del 27 de octubre de 2010 también el Papa emérito Benedicto XVI  ofrece una biografía de la santa y aclara que “conocemos bien los acontecimientos de la vida de santa Brígida, porque sus padres espirituales redactaron su biografía para promover su proceso de canonización inmediatamente después de su muerte, acontecida en 1373”.
El Papa Benedicto en la misma audiencia explica que “Brígida, tras la muerte de su marido, después de distribuir sus bienes a los pobres, aunque nunca accedió a la consagración religiosa, se estableció en el monasterio cisterciense de Alvastra y allí comenzaron las revelaciones divinas, que la acompañaron durante todo el resto de su vida. Brígida las dictó a sus secretarios-confesores, que las tradujeron del sueco al latín y las recogieron en una edición de ocho libros, titulados Revelationes (Revelaciones). A estos libros se añadió un suplemento, que lleva por título precisamente Revelationes extravagantes (Revelaciones suplementarias).
Las Revelaciones de santa Brígida presentan un contenido y un estilo muy variados. A veces la revelación se presenta en forma de diálogos entre las Personas divinas, la Virgen, los santos y también los demonios; diálogos en los cuales también Brígida interviene. Otras veces, en cambio, se trata del relato de una visión particular; y en otras se narra lo que la Virgen María le revela acerca de la vida y los misterios del Hijo. El valor de las Revelaciones de santa Brígida, a veces objeto de alguna duda, lo precisa el venerable Juan Pablo II en la carta Spes aedificandi: «Al reconocer la santidad de Brígida, la Iglesia, sin pronunciarse sobre cada una de las revelaciones que tuvo, aceptó la autenticidad global de su experiencia interior» (n. 5).

De hecho, leyendo estas Revelaciones nos sentimos interpelados sobre numerosos temas importantes. Por ejemplo, aparece con frecuencia la descripción, con detalles bastante realistas, de la Pasión de Cristo, hacia la cual Brígida tuvo siempre una devoción privilegiada, contemplando en ella el amor infinito de Dios a los hombres. En labios del Señor que le habla, ella pone con audacia estas conmovedoras palabras: «Oh, amigos míos, yo amo con tanta ternura a mis ovejas que, si fuera posible, quisiera morir muchas otras veces por cada una de ellas con la misma muerte que sufrí para la redención de todas» (Revelationes, libro I, c. 59). También la dolorosa maternidad de María, que la convirtió en Mediadora y Madre de misericordia, es un tema que se repite en las Revelaciones.”

martes, 22 de julio de 2014

Jerzy Kluger : Irene Kluger habla de su esposo Jerzy (2 de 2)


(Irene y Jerzy Kluger en su casa en Roma)

En su tan conocido y ameno libro Cruzando el Umbral de la Esperanza, escrito con Vittorio Messori, Juan Pablo II escribe: 

“Deseo comentar también mi experiencia personal desde los primerísimos años de mi vida en mi ciudad natal. Recuerdo sobre todo la escuela elemental de Wadowice, en la que, en mi clase, al menos una cuarta parte de los alumnos estaba compuesta por chicos judíos. Y quiero mencionar mi amistad, en aquellos tiempos escolares, con uno de ellos, Jerzy Kluger, amistad que ha continuado desde los bancos de la escuela hasta hoy.” 

De esta manera el mundo supo de la amistad entre el Papa y un judío polaco, quien murió en Roma a los 90 años, seis años después de la muerte de su amigo Juan Pablo II.  Jerzy Kluger fue enterrado en el sector judío del cementerio de Prima Porta. Siete días después del entierro se llevo a cabo una conmemoración solemne en su honor, presidida por un rabino de Roma, en presencia de la viuda de Kluger Irene y su hija Linda (la segunda hija de Jerzy Kluger ya había muerto) y altas autoridades.  En el cementerio se escuchaban los ecos del Kaddish,  una plegaria judía por los muertos.  Al finalizar la ceremonia  Wlodzimierz Redzioch  habló con Irene Kluger en recuerdo de su esposo, patriota polaco y amigo de Juan Pablo II.

Jerzy Kluger y su esposa Irene, católica, en su casa en Roma….Cuando y en que circunstancias conoció a Jerzy Kluger?

Irene Kluger: Conoci a mi esposo durante la Guerra en Egipto, precisamente después de la batalla de El Alamein en 1942. Yo era oficial del ejercito británico y mi esposo oficial del ejercito polaco del General Anders, que luchó con los aliados. Le comento como se encontró mi esposo en  Egipto: al desatarse la 2da Guerra Mundial Jerzy dejó Wadowice y se dirigió al este con su padre para alistarse en el ejercito polaco. En 1940 fueron tomados prisioneros por los soviéticos y enviados a un campo de trabajos forzados en Siberia. Al aliarse los Estados Unidos con la Unión Soviética en contra de Alemania, muchos prisioneros polacos en la Unión Soviética pudieron alistarse en el ejercido del General Anders.  Este ejercito llega hasta Egipto a través de Uzbekistan y el Medio Oriente.  Yo me encontraba en Alexandria y el Cairo.  Me encontré a Jerzy porque practicaba el tenis igual que yo. Entonces podíamos jugar tenis en el club de los oficiales y fue allí donde nos vimos por primera vez.

Asi que se vieron y se enamoraron?

Kluger: Si, nos casamos en El Cairo. Lamentablemente la Guerra continuaba y Jerzy debió partir con el ejercito polaco y luchar en la campaña italiana, incluida la batalla de Monte Cassino. Yo regresé a Inglaterra,  y Jerzy pudo unirse conmigo terminada la Guerra.  Entonces entro en la Universidad de Nottingham, donde se graduó en ingeniería.

Porqué usted que es irlandesa y su esposo polaco deciden establecerse en Italia?

Kluger:  Mi esposo comenzó a trabajar con Italia.   También habíamos ido a Italia de vacaciones, visitamos San Remo y Positano,  entre otros nos enamoramos de este país.  Además nos gustaba el clima: mi hija menor, que sufría de asma, se sentía mejor en Italia que en Inglaterra; y aquí Jerzy podia jugar tenis todo el año (realmente era un deporte que le entusiasmaba) Así que decidimos radicarnos aquí.

Y como fue vivir en Italia?

Kluger: Cuando llegamos en 1950 Italia era un paraíso. Ademas, eramos jóvenes y veníamos llenos de entusiasmo.

Como católica, usted hizo bautizar a sus hijas y les dio una educación católica.  Quiere decir que su esposo era muy respetuoso en temas religiosos?

Kluger:  Mi esposo, al igual que su padre, eran creyentes judíos, pero muy tolerantes.   La familia de Jerzy no vivía en un ghetto, y tenían muchos amigos polacos católicos.  Además, uno se considera judío si tiene una madre judía, así que mis hijas, habiendo sido nacidas de una madre católica no eran judías y podían ser bautizadas.

El Cadenal Dziwisz se refirio a Jerzy Kluger como “un gran patriota polaco”.  Que le decía su esposo sobre Polonia y como sentía su país? 

Kluger: Es verdad, mi esposo era un gran patriota polaco. Me lo confirmaba a diario durante los 60 años de vida juntos. Supongo que no hace falta aclarar que hablaba de la Polonia de su infancia y juventud, pero también de Karol Wojtya.   No mostraba gran interés en la situación política de la Polonia de hoy, prefería leer los clásicos de la literatura polaca.  Todos los años participaba de la conmemoración de la batalla de Monte Cassino.

Jerzy Kluger peleó en la batalla de Monte Cassino como soldado del ejercito polaco del General Anders.  Éste fue un hecho histórico   muy importante para el pueblo polaco….

Kluger:  Jerzy siempre recordaba esos momentos muy vividamente.  Me lo repetía a menudo. Debemos recordar que por su participación en esta batalla mi esposo recibió una condecoración muy importante polaca “Polonia restituta”. Ademas, no hace mucho las autoridades lo promovieron de capitán a mayor. 

Cuando se enteré de la amistad entre estos dos niños de Wadowice Jerzy Kluger y Karol Wojtyla?

Kluger: Durante el Concilio Vaticano II mi esposo leyó en los diarios que el nombre del arzobispo de Cracovia era Karol Wojtyla  y recordó a su amigo de Wadowice.  Fue a un instituto polaco para averiguar, pero Wojtyla no estaba allí, así que dejo su numero de teléfono.  Poco tiempo después, Wojtyla llamo a la oficina diciendo”Eres tu Jurek Kluger?  Cuando Jerzy contestó: si!  le dijo que debían verse pronto.  Así que estos dos amigos de Wadowice se reencontraron después de 25 años. A partir de ese momento ya no perdieron contacto.   Cuando el cardinal Wojtyla estaba en Cracovia, se escribían o llamaban por teléfono y se encontraban personalente cuando el venia a Roma.

Que ocurrió cuando el cardinal Wojtyla es elegido Papa?

Kluger: Mi esposo estaba en el consultorio del dentista cuando escucho la noticia de la elección por radio. Llego a casa muy entusiasmado, también yo lo estaba.   Fueron momentos increíbles para nosotros.  El día después de la misa de apertura del pontificado de Juan Pablo II hubo una audiencia para los polacos en el Aula Pablo VI, durante la cual pudieron abrazarse.  A partir de entonces Jurek se encontraba con el a menudo.  Cada tanto también toda la familia almorzaba o cenaba con el Papa en el Vaticano o en Castel Gandolfo.  Nuestras reuniones eran por un lado muy sencillas – porque lo veíamos como uno de la familia – y a su vez extraordinarias. Karol Wojtyla era alguien muy especial en todo lo que hacia, según me decía mi esposo.    Karol Wojtyla nos quería y lo ratificó porque bautizo nuestra nieta, le dio la primera comunión y la casó y en el año 2000;  también bautizó a nuestra bisnieta Chiara!

 (en Castel Gandolfo Juan Pablo II saluda a Halina, amiga y compañera de escuela  de ambos - de Juan Pablo II y Jerzy - con ocasión del casamiento de Stefania, la nieta de Kluger, el 11 de septiembre de 1997).

Se hablo del rol de su esposo en la preparación de la visita que Juan Pablo II realizara a la Sinagoga en 1986 y en establecer relaciones diplomáticas entre Israel y la Santa Sede en 1993. Que nos puede decir acerca de esto?

Kluger: En cuanto ala visita del Papa a la Sinagoga, mi esposo no participo de la preparación.  Obviamente conocía al Rabino Toaf, pero no frecuentaba la Sinagoga de Roma porque los judíos romanos son Sefardies mientras que el era un Askenazi. Mi esposo también me comentó que  Karol WOjtyla ya había entrado a una sinagoga en 1936.  Wilhelm Kluger, el padre de mi esposo había organizado un concierto de un tenor famoso en la sinagoga local y había invitado al joven amigo de su hijo y a su padre.  En cambio Jurek trabajó mucho para que Israel y la Santa Sede establecieran relaciones diplomáticas.   Podia hacerlo porque conocía políticos Israelies y podía tratar directamente con el Papa.

Usted quería que su esposo fuera sepultado según el rito judío? Cual era el deseo de su esposo?

Kluger: En realidad, mi esposo quería ser cremado y llevado al cementerio judío de Londres, donde esta enterrado su padre. Lamentablemente la ley judía no permite la cremación así que pensé que entonces seria mejor hacerlo enterrar entre otros judíos en Roma.   Yo no conocía nada del rito del entierro judío:   la gente del Hogar donde murió mi esposo se ocupo de todo.  Debo también agradecer a todos los embajadores que asistieron a la ceremonia conmemorativa que se llevó a cabo siete días después de ocurrir la muerte.


 (Entrevista realizada por Wlodzimierz Redzioch – publicada en Inside The Vatican 25 de febrero de 2012)

viernes, 18 de julio de 2014

Jerzy Kluger : amigo de Juan Pablo II - “El Papa y yo” (1 de 2)


He leído muchos libros sobre Karol Wojtyla/Juan Pablo II, su pensamiento, su obra y su vida, escritos por amigos, colegas, periodistas y vaticanistas. Algunos - quizás no los mejores que he leído -  fueron igualmente valiosos porque me fueron abriendo caminos. Otros –  más específicos – he debido releerlos para profundizar en el pensamiento de quien me guiara por un nuevo sendero en mi vida. Ninguno me desconcertó como éste. 
Imaginaba que alguien que había sido tan amigo suyo desde la más tierna infancia me desvelaría algún secreto, quizás no intimo pero si más profundo de la amistad con alguien tan particular;  algo nuevo, alguna anécdota no leída o contada, sueños y preocupaciones compartidas….  Por eso tenía mucha ilusión en recibir el libro de Jerzy Kluger, amigo de la infancia de Karol Wojtyla, que – lamento decirlo - me decepcionó.  
Terminada la escuela secundaria los amigos tomaron diferentes rumbos para comenzar sus estudios.  Karol (Lolek) se mudaría a Cracovia, Jerzy (Jurek) a Varsovia. La tragedia de la II Guerra Mundial finalmente los separó durante largo tiempo y nada supieron el uno del otro, hasta que se reencontraron durante las sesiones del Concilio Vaticano II en Roma, casi casualmente, porque ya el obispo polaco había cobrado cierto renombre. Después de ese reencuentro  no perdieron contacto.   Si bien Jerzy,  que vivía en Roma,  no volvería a Polonia hasta muchos años más tarde, el reencuentro quedó sellado después de la elección de Karol Wojtyla al pontificado .
El libro contiene datos muy completos (exigirían mayor análisis) acerca de la ayuda de Jerzy a su amigo en el acercamiento de las dos religiones, en mejorar relaciones diplomáticas y afirmar contactos. Sin lugar a dudas su buena fe se presenta intachable. Mi primer “traspié” fue al leer que tanto el cardenalpolaco Avgust Hlond   (Julio5 1881 – octubre 22, 1948) como el mártir San Maximilano Kolbe son tildados de antisemitas. Tanto me llamo la atención que escribí a un amigo, sacerdote jesuita en Polonia,  que me aclarara esta duda. El me respondió textualmente:  “En cuanto al antisemitismo en Polonia antes de la 2da guerra mundial la cuestión es muy compleja. Debemos saber que entonces casi seis millones de los ciudadanos de Polonia eran hebreos; casi un quinto de la población. Algunas profesiones estaban casi totalmente en sus manos: sobre todo el comercio. En el tiempo de la crisis económica la situación se volvió muy tensa. Los comerciantes polacos católicos (que eran minoría) no estaban en condiciones de competir con los comerciantes hebreos. Muchos de ellos quebraron.  Algunos representantes de la iglesia católica,  probablemente también el cardenal Hlond y el padre Mximiliano Kolbe,  (no soy experto en este campo) los apoyaban en el sentido de incentivar a la gente a comprarles a los negocios polacos y no a los hebreos, lo cual fue considerado antisemitismo. Pero hay algo totalmente claro….de ninguna manera es cierto que los polacos o la iglesia católica en Polonia colaborase con los alemanes en el antisemitismo nazista. Es verdad que también hubo traidores como ocurre siempre, pero eran minoría y en ese grupo no había exponentes de la iglesia católica, es mas con ayuda de la Iglesia se salvaron miles de hebreos… lo cual es sistemáticamente olvidado.”
Aquellas palabras del libro y la aclaración me turbaron  y seguí leyendo más críticamente.  Primero se me ocurrió que el título del libro debería haber sido Yo y el Papa (no El Papa y yo) porque el “autor” hablaba de si mismo  y de su propia experiencia, de las relaciones y situación de los judíos antes y durante la 2da guerra, sin entrar mucho en detalles acerca de sus relaciones con su amigo.  Hay, sin embargo,  información interesante de sus primeros años de vida pero nada nuevo,  después naturalmente hubo un entretiempo trágico de por sí, durante el cual es natural que hablase de si…pero cuando volvieron a encontrarse el material expuesto es más bien histórico, hechos concretos, planes y detalles pero poco y nada de su amistad. Los comentarios sobre las visitas y charlas contienen descripciones casi banales, dedicándole mayor atención a los “trámites” tendientes a mejorar las relaciones hebreo-católicas, Vaticano-Israel, etc.   En determinado momento hasta llegue a sospechar que el autor pone en boca de otros personajes (por ej. Lichten) lo que él prefiere no decir…..si bien hay trozos que verdaderamente merecen ser releídos.
Terminado el libro busque “apoyo logístico” a mi teoría que quizás el libro ni siquiera lo había escrito Jerzy Kluger y sólo habían utilizado sus anotaciones..... No lo sé,  ni se porqué se me ocurrió. Además a quien preguntarle?  Analizando veo que en la contratapa el comentario de George Weigel es muy “light” y  evasivo. No se compromete.  El prólogo escrito por Eugene  J. Fisher  francamente no agrega nada.  Fue releyendo el prefacio escrito por Geoge B. Irish que terminó de abrirme los ojos (no me había percatado antes/no soy de leer con mucho cuidado prólogos y prefacios)  que fue Gianfranco De Simone (con quien Jerzy Kluger “escribió” el libro) quien le sugirió que escribiera sobre su larga amistad con el Papa Juan Pablo II y comenta que si bien Jurek guardaba recuerdos de los hechos, los detalles y fechas se habían perdido al cerrar su oficina y jubilarse.  No obstante – dice Fisher – en mayo del 2008!!!  Jurek confirma “jubiloso” haber encontrado notas “relacionadas con todos los encuentros de Juan Pablo II y otras personas del Vaticano”. Las notas estaban escritas en polaco y George Irish las tradujo al italiano para el Dr. De Simone. A partir de allí Jurek y Gianfranco comenzaron a "escribir" El Papa y yo.  Era mayo del 2008.  Jurek murió en diciembre del 2011 de complicaciones surgidas en su enfermedad (Alzheimer) y el libro se publicó en el 2012.   Es evidente que Jurek no había estado en condiciones ni de leer ni de revisar el libro que había “escrito” así que nada de mi decepción se debe a él.  Las notas y los documentos estaban, pero los sentimientos habían quedado ocultos ... habían ensombrecido. La enfermedad de Alzheimer es así. 
Entonces  encontré la clave de mis dudas.  Este no es un libro sobre una amistad, sino un libro mas bien “histórico” donde se quiso dejar registradas las relaciones judeo-cristianas y empeños de un período determinado  (basado en notas) y relaciones con un personaje notable,  en general bien logrado debido justamente a esa firme amistad.  Pide, sin embargo, ser analizado más a fondo y   tener a quien consultar en caso de dudas (como me ocurrió a mí). Quizás la equivocada fui yo que esperaba saber más de sus vidas cotidianas, de sus relaciones amistosas, de sus conversaciones entre amigos… cuando el libro mismo aclara “como la amistad de toda una vida entre un judío polaco y el Papa Juan Pablo II llevo adelante la causa de las relaciones judeo-cristianas).
De todas maneras este libro es la antítesis de otro libro sobre la amistad con Karol Wojtyla:  Diario de una amistad deWanda Poltawska.

Jerzy Kluger con Gianfranco De Simone: The Pope and I, Orbis Books, 2012

domingo, 13 de julio de 2014

La palabra de Dios y la semilla del sembrador


“El Evangelio de este domingo nos recuerda la parábola del sembrador. Primeramente Cristo anuncia esta parábola a la multitud concentrada a la orilla del lago y luego la explica a sus discípulos.
La Palabra de Dios es semejante a la semilla que el sembrador esparce para que produzca frutos en las almas de los hombres.
El profeta Isaías ha preparado ampliamente el terreno para comprender la parábola evangélica. He aquí lo que leemos en la liturgia de hoy: "Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo (Is 55, 10-11); así habla el Señor.
Deseamos, con esta plegaria, venerar la Palabra de Dios operante en el alma de María de Nazaret.
Queremos honrar a María, en la cual se ha cumplido del modo más perfecto la parábola evangélica, al igual que la profecía de Isaías. ¡La palabra de Dios sembrada en el corazón de María ha producido los más bellos frutos!
Al mismo tiempo, deseamos orar a fin de que la Palabra de Dios produzca sus frutos también en nuestros corazones de acuerdo con la parábola de Cristo. Y a fin de que no vuelva "vacía".
Oremos para que el poder salvífico de la Palabra de Dios sea generosamente acogido en las almas de los hombres. Oremos para que haya buena cosecha sobrenatural en los corazones.”

viernes, 11 de julio de 2014

Todo hombre es aquel “hijo pródigo”

(Rembrandt: El regreso del hijo pródigo - Wikimedia)


«Un hombre tenía dos hijos. El más joven dijo al padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde", dice Jesús poniendo al vivo la dramática vicisitud de aquel joven: la azarosa marcha de la casa paterna, el despilfarro de todos sus bienes llevando una vida disoluta y vacía, los tenebrosos días de la lejanía y del hambre, pero más aún, de la dignidad perdida, de la humillación y la vergüenza y, finalmente, la nostalgia de la propia casa, la valentía del retorno, la acogida del Padre. Este, ciertamente no había olvidado al hijo, es más, había conservado intacto su afecto y estima. Siempre lo había esperado y ahora lo abraza mientras hace comenzar la gran fiesta por el regreso de «aquel que había muerto y ha resucitado, se había perdido y ha sido encontrado».
El hombre —todo hombre— es este hijo pródigo: hechizado por la tentación de separarse del Padre para vivir independientemente la propia existencia; caído en la tentación; desilusionado por el vacío que, como espejismo, lo había fascinado; solo, deshonrado, explotado mientras buscaba construirse un mundo todo para sí; atormentado incluso desde el fondo de la propia miseria por el deseo de volver a la comunión con el Padre. Como el padre de la parábola, Dios anhela el regreso del hijo, lo abraza a su llegada y adereza la mesa para el banquete del nuevo encuentro, con el que se festeja la reconciliación.
Lo que más destaca en la parábola es la acogida festiva y amorosa del padre al hijo que regresa: signo de la misericordia de Dios, siempre dispuesto a perdonar. En una palabra: la reconciliación es principalmente un don del Padre celestial.
Pero la parábola pone en escena también al hermano mayor que rechaza su puesto en el banquete. Este reprocha al hermano más joven sus descarríos y al padre la acogida dispensada al hijo pródigo mientras que a él, sobrio y trabajador, fiel al padre y a la casa, nunca se le ha permitido —dice— celebrar una fiesta con los amigos. Señal de que no ha entendido la bondad del padre. Hasta que este hermano, demasiado seguro de sí mismo y de sus propios méritos, celoso y displicente, lleno de amargura y de rabia, no se convierta y no se reconcilie con el padre y con el hermano, el banquete no será aún en plenitud la fiesta del encuentro y del hallazgo.
El hombre —todo hombre— es también este hermano mayor. El egoísmo lo hace ser celoso, le endurece el corazón, lo ciega y lo hace cerrarse a los demás y a Dios. La benignidad y la misericordia del Padre lo irritan y lo enojan; la felicidad por el hermano hallado tiene para él un sabor amargo[21]. También bajo este aspecto él tiene necesidad de convertirse para reconciliarse.
La parábola del hijo pródigo es, ante todo, la inefable historia del gran amor de un padre —Dios— que ofrece al hijo que vuelve a Él el don de la reconciliación plena. Pero dicha historia, al evocar en la figura del hermano mayor el egoísmo que divide a los hermanos entre sí, se convierte también en la historia de la familia humana: señala nuestra situación e indica la vía a seguir.”

Partido final de los tres Papas


Homenaje al Papa emérito Benedicto XVI en su dia


 (la gruta de San Benito en el Monasterio benedictino de Subiaco, también llamada la gruta de la oración)- foto de Monasterios benedictinos de Subiaco) 


La Audiencia General del 9 de abril de 2008  el entonces Papa Benedicto la dedicò enteramente a San Benito de Nursia, “fundador del monacato occidental y también patrono de mi pontificado” comenzaba diciendo el Papa.  Benedicto XVI nos trazo en líneas generales una breve biografia completa de San Benito, desde su nacimiento hasta su muerte. Nos habló de sus estudios y de su vida de eremita en Subiaco.

“El período que pasó en Subiaco, - decía Benedicto XVI, - un tiempo de soledad con Dios, fue para san Benito un momento de maduración. Allí tuvo que soportar y superar las tres tentaciones fundamentales de todo ser humano: la tentación de autoafirmarse y el deseo de ponerse a sí mismo en el centro; la tentación de la sensualidad; y, por último, la tentación de la ira y de la venganza. San Benito estaba convencido de que sólo después de haber vencido estas tentaciones podía dirigir a los demás palabras útiles para sus situaciones de necesidad. De este modo, tras pacificar su alma, podía controlar plenamente los impulsos de su yo, para ser artífice de paz a su alrededor. Sólo entonces decidió fundar sus primeros monasterios en el valle del Anio, cerca de Subiaco.”

(Leer texto completo de la Audiencia en el sitio oficial de la Santa Sede


jueves, 10 de julio de 2014

El consuelo de tus manos, Veronica



Y ahora espero el consuelo de tus manos
llenas de humildes empresas,
espero tus manos, que tiernamente
sostienen el sencillo velo.
Levántalas, Verònica,
haica el paìs de los significados ùltimos,
levanta tus manos
y toca con ellas luego el rostro del hombre.

“La Verónica” – I, Verónica 4, Poesías de Karol Wojtyla 

sábado, 5 de julio de 2014

Las cruces de los universitarios en Polonia 1979 y el «misterio Wojtyla»

Gian Franco Svidercoschi, amigo y admirador del Papa polaco lo recuerda así, en su libro Un Papa que no muere, la herencia de Juan Pablo II, publicado en versión española por Ediciones San Pablo(2011)

“Principios de junio de 1979. El primer regreso de Juan Pablo II a su patria. Un papa, es más, un papa polaco, entraba por primera vez en el corazón del imperio soviético. La Misa, justo después de su llegada, en la plaza de la Victoria, donde tenían lugar las grandiosas manifestaciones del régimen. Y una homilía llena de «palabras» que esa gente no oía públicamente desde hacía años. «Sin Cristo no es posible entender la historia de Polonia». Los aplausos duraron más de diez minutos, una eternidad. Y también los dirigentes comunistas los habían oído en la televisión, incrédulos, atónitos.
El día después, por la mañana temprano, tuvo lugar el encuentro con los universitarios. A esa hora Varsovia era de una belleza impresionante, fantástica. Por una parte, la iglesia de Santa Ana, una de las más activas en el apoyo a las familias de los perseguidos; y por otra parte, el sol que estaba saliendo sobre el Vístula. Todos tenían un nudo en la garganta: el Papa y los jóvenes. Y al final, como si hubiera estado preparado, aunque en absoluto fue así, los jóvenes todos juntos levantaron hacia el Papa las pequeñas cruces de madera que llevaban en la mano.
Desde entonces esa imagen se me quedó grabada en la memora, en el corazón. Cuando unos meses después tuve ocasión de hablar con Juan Pablo II y él me preguntó qué era lo que más me había impresionado de ese viaje, respondí enseguida: «¿El encuentro con los universitarios!». Me miró sorprendido: «Y no la Misa en la plaza de la Victoria? ¿El discurso de Gniezno? ¿Czestochowa? ¿Y la visita a Oswiecim, al campo de Auschwitz, o al menos a Cracovia?» Y yo cada vez respondía: «No!, los universitarios». «Pero porqué?» «Yo estaba en medio de los jóvenes, vi cómo lloraban. Vi con qué ímpetu, un ímpetu que venía de dentro, levantaron sus pequeñas cruces hacia usted». El Papa sonrió. Quizás no estaba de acuerdo, pero había entendido mi punto de vista.


Realmente del encuentro con los universitarios me quedé con la que podían ser, por así decir, sus implicaciones políticas. Ese día intuí como las nuevas generaciones polacas estaban ya completamente vacunadas del comunismo, de sus seducciones propagandísticas, y consecuentemente, que era previsible que en Polonia en algún momento ocurriría algo.
Me había quedado en la superficie. No había comprendido que la respuesta de esos jóvenes no sólo iba dirigida a un Papa hijo de su misma tierra que, volviendo allí para encontrarse con ellos, para animarlos, los habría sostenido así en sus batallas futuras por la libertad, por la democracia. Por el contrario, esa respuesta era ante todo de agradecimiento a quien, probablemente por primera vez en su vida, les había hablado d Dios, más aun, les había revelado el rostro de Dios Padre.  Un Dios misericordioso, compasivo, humilde, un Dios que está siempre dispuesto a abrir los brazos del perdón, un Dios que es portador de esperanza, de alegría. Y de la verdadera libertad.

Entonces en ese mar de las cruces de los universitarios en Varsovia, había signos de un «misterio» que descubriría veintisiete años después, en el momento de la muerte de Juan Pablo II. Porque creo que en esa increíble multitud que había llegado a la plaza de San Pedro se podía finalmente captar el significado real, profundo, del «misterio Wojtyla»: un Papa que, por su fe, por cómo había llevado a cabo su misión, por sus dotes humanas, por su carisma, fue intérprete e instrumento de la paternidad divina, y supo así mostrar al hombre de hoy el rostro de Dios, el rostro humano de Dios.”

jueves, 3 de julio de 2014

La JMJ 2016 Cracovia ya tiene logo y oración oficial


El cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo metropolitano de Cracovia (Polonia), ha presentado esta mañana en una rueda de prensa el logo y la oración oficial de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud.

En el simbolismo del logo se combinan tres elementos: el lugar, los principales protagonistas, y el tema de la celebración. El logotipo de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia 2016 ilustra el pasaje de Mateo 5,7: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" elegido como tema del encuentro. 
La imagen se compone de los límites geográficos de Polonia, dentro de los cuales se encuentra la Cruz, símbolo de Cristo, que es el alma de la JMJ. El círculo amarillo marca la ubicación de Cracovia en el mapa de Polonia y es también símbolo de los jóvenes. Desde la cruz nace la llama de la Divina Misericordia, cuyos colores recuerdan la imagen de Jesús, en Ti confío. Los colores utilizados en el logotipo - azul, rojo y amarillo – son los colores oficiales que recuerdan la ciudad de Cracovia y su escudo.

La autora del logo -creado después de la canonización de san Juan Pablo II- es Monika Rybczyńska, una joven de 28 años proveniente de Ostrzeszów, una pequeña ciudad del centro-oeste de Polonia.

Durante la rueda de prensa se ha dado también a conocer la oración oficial de la JMJ 2016 con la que se pide al Señor por la humanidad y los jóvenes, por la gracia de un alma misericordiosa y por la intercesión de la Virgen María y de san Juan Pablo II, patrono de la JMJ.

''Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador,
te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre''.
Te encomendamos en modo particular
los jóvenes de toda lengua, pueblo y nación.
Guíales y protégeles en los complejos caminos de hoy
y dales la gracia de poder cosechar abundantes frutos
de la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia.
Padre celestial,
haznos testigos de tu misericordia.
Enséñanos a llevar la fe a los que dudan,
la esperanza a los desanimados,
el amor a los indiferentes,
el perdón a quien ha obrado el mal
y la alegría a los infelices.
Haz que la chispa del amor misericordioso
que has encendido dentro de nosotros
se convierta en un fuego que transforma los corazones
y renueva la faz de la tierra.
María, Madre de Misericordia, ruega por nosotros.
San Juan Pablo II, ruega por nosotros''.

(fuente: Vat News

miércoles, 2 de julio de 2014

Consagración a la Virgen de los Treinta y Tres Oración de Juan Pablo II


¡Feliz porque has creído, Madre del Redentor!

Ante tu imagen sagrada, oh Virgen de los Treinta y Tres,
todo el pueblo del Uruguay,
que te reconoce como Madre y Patrona, 
se confía unánime a mis labios para ensalzarte:
“¡Feliz porque has creído!”, 
y con inefable gratitud te aclama Maestra de su fe. 
Tu mirada bondadosa acompaña los caminos de evangelización
y sostiene con amor solícito
la peregrinación de fe y de esperanza
de todo el Pueblo de Dios en esta sierra,
que en ti pone su confianza, a ti encomienda sus aspiraciones,
su futuro de paz, de progreso, de fidelidad a Cristo.

2. ¡Bendita entre las mujeres! ¡Bendito el fruto de tu seno!

Madre del Verbo de la vida, Virgen de Nazaret,
te encomiendo encarecidamente en este día
todas las familias del Uruguay.
Que sean felices afianzando más y más
el vínculo indisoluble y sagrado del matrimonio;
que sean benditas porque respetan la vida que nace,
como don que viene de Dios,
desde el mismo seno materno.
Haz que cada familia sea de veras una iglesia doméstica,
–a imagen de tu hogar de Nazaret–,
donde Dios esté presente
para hacer llevadero el yugo suave de su ley que es siempre amor,
y donde los hijos puedan crecer en sabiduría y gracia,
sin que les falte el alimento, la educación, el trabajo.
Que el amor de todos los uruguayos hacia ti,
se traduzca en respeto y promoción de la mujer,
ya que eres espejo de su vocación y dignidad,
con la Iglesia y en la sociedad.

3. ¡Virgen del Magnificat, fiel a Dios y a la humanidad!

Te ofrezco y pongo bajo tu amparo la Iglesia entera del Uruguay, 
los obispos y los sacerdotes, 
particularmente los recién ordenados, 
los religiosos y religiosas, 
los seminaristas y novicios 
y cuantos están dedicados 
al servicio de la evangelización 
y del progreso de este pueblo: 
los catequistas, los laicos comprometidos, los jóvenes. 
Tú que eres la imagen perfecta y viva de la libertad, 
de la unión indisoluble entre el amor de Dios 
y el servicio a los hermanos, 
entre la evangelización y la promoción humana, 
enséñanos a poner en práctica 
el amor preferencial de Dios por los pobres y humildes. 
Que toda la Iglesia del Uruguay,
bajo tu valiosa ayuda y ejemplo, 
trabaje sin descanso por implantar 
el Evangelio de las bienaventuranzas, 
garantía de libertad, de progreso, de paz; 
promueva la solidaridad con las demás naciones hermanas, 
y todos los uruguayos vivan en armonía y concordia, 
conscientes de ser hijos de Dios y hermanos en Cristo, 
sellados por el mismo Espíritu, 
miembros de la misma Iglesia 
e hijos tuyos, Madre del Redentor.

Amén.


Oración de Juan Pablo II en su viaje apostólico a Uruguay,Bolivia, Lima y Paraguay – Florida, Uruguay Domingo 8 de mayo de 1988

martes, 1 de julio de 2014

Te lo ruego, Señor: apártate de mí…


Te lo ruego, Señor: apártate de mí,
no dejes que mi frágil pensamiento
se  hunda en el abismo de la impotencia
-          porque no hay gratitud tan grande
que pueda abrazar lo infinito,
aunque el corazón te abrace
con el brillo rojo del sol.

-          y aunque pudiera abrazar el universo,
y aunque ardiera hasta la locura,
y aunque me entregara por entero,
yo sé que nada entregaría.

Tu cada día multiplicas
mi impotencia
al someter tu infinitud
a mi débil pensamiento.

Karol Wojtyla, Canción sobre el Dios oculto, II, 12 (Biblioteca de Autores Cristianos)